Algo tan sencillo como es la regla del fuera de
juego en el deporte rey se puede extrapolar a la propia vida de uno con suma
facilidad.
La mayoría de la gente sabe lo que es un fuera de
juego y el cabreo monumental que cogen los jugadores cuando incurren en esta
infracción. Esta misma regla se podría aplicar para nuestra propia vida y me
explico.
Supongamos que el terreno de juego es nuestra vida y
que estás en línea con los defensas del equipo contrario es nuestra meta en la
vida. Si nos adelantamos a esa línea estamos perdidos, estaremos en fuera de
juego. Hoy en día mucha gente está en fuera de juego (yo me incluyo entre
ellos) gente como yo que quiere una oportunidad pero que nadie se la ofrece.
Gente desesperada por cambiar su suerte dispar, por tener una vivienda, por
crear una familia en buenas condiciones, toda esa gente estamos en fuera de
juego. ¿Y cómo salimos de él?
Es complicado, la verdad, en el fútbol es muy
sencillo pero en la vida real la cosa no es tan sencilla. Mucha gente que
estamos en esta situación intentamos por todos los medios revertirla, pero a
veces los medios o el entorno no son los adecuados, por lo que volvemos a
incurrir una y otra vez en fuera de juego y por ende a sentirnos frustrados a
preguntarnos que estamos haciendo con nuestras vidas. Lamentablemente la
situación es esta y no soy solo yo, son millones las personas que nos
encontramos en un claro fuera de juego con los jueces de línea de la vida
levantando el banderín de manera inapelable.
Vuelvo la vista atrás y veo la línea defensiva muy
por detrás de mí e intento recuperar mi posición de favor en la vida, pero por
más que corro no consigo estar en línea con ellos, pero poco a poco me voy
acercando, aunque sea centímetro a centímetro, se que llegaré (llegaremos) a
esa línea y entonces y solo entonces volveremos a entrar en el partido y quién
sabe, a lo mejor hasta le metemos un gol a la vida.
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